domingo, 27 de octubre de 2013

Ella es hermosa


Doña rafa cumple 82 años, bueno, eso diese un acta. En realidad ella no nació en ese día, pero la registraron así. La costumbre terminó por borrar de muchos su fecha de nacimiento, por qué al final, todos la celebran en cualquier día por el puro gusto de celebrarla.

Los ojos de esa mujer han proyectado tantas emociones que ya se cansaron, decidieron dormir de a ratos. Entre las siluetas ella reconoce las voces, y las manos de quien la abraza, por una fracción de tiempo ella vuelve a ver. En esos instantes en su rostro cubierto de años se asoman las sonrisas de la niña que fue.

Ella estaba corriendo en la noche, atrapando luciérnagas. Las oprimía entre sus dedos y dibujaba figuras en su piel. Convirtió su rostro en una imagen fosforescente. Se acercó hasta una de las ventanas y con delicadeza, en el momento preciso, salto extendiendo los brazos.

Cuando era pequeña mi abuela jugaba a ser un espectro entre las hojas y la tierra. Tal vez pudiésemos haber jugado juntos alguna vez y despanzurrar luciérnagas para pintarnos los rostros y hacer gritar a mi bisabuela y sus hermanas.

Cuando yo era niño mi abuela doblaba con fuerza el brazo y me mostraba como bailaba su conejo. Con esos brazos repartió por igual abrazos y golpes. Con esa fuerza prepara el chocolate, cacao y azúcar en tablas tersas y calientes que se enfriaban lentamente.

Cuando era niño mi abuela me tomo del brazo con fuerza, me llevo a la calle descalzo por no ponerme los zapatos cuando me lo ordenó. Cuando era niño prendí una aterradora licuadora descompuesta a escondidas, mi abuela lo sabía, pero culpo a una muñeca de cerámica para hacerme sentir bien.

Ella es una de las mujeres más trabajadoras y fuertes que eh conocido. Es la clase de abuela que te habla a gritos, te regaña por comer en la calle y luego te sirve una tasa de chocolate, algo de pan y con ternura te pregunta cómo has estado. Ella es maravillosa.

Doña Rafa ya cumplió sus veintiocho años y ella siempre bella, con sus labios pintados y su perfume se sienta a ver a todos. Come de a poquitos, no tiene prisa para nada. Unos se van y otros llegan y ella sigue allí tomando un poco de té y comiendo chocolate a escondidas, porque ella es una niña, una hermosa niña de 82 años.



Feliz cumpleaños abuelita, te amo.




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